Andrea
Andrea se puso en contacto con el equipo de Ángeles de Búsqueda porque había realizado una prueba de ADN Ancestral y había obtenido una coincidencia de ADN importante con una mujer llamada Verónica. Andrea necesitaba acompañamiento para continuar su búsqueda y fué guiada por Alejandra Gurovici en este camino. En ese momento, Andrea no tenía ninguna pista sobre sus orígenes y no sabía cómo utilizar esta nueva información.
Basándonos en las estadísticas de ADN compartido entre Andrea y Verónica, concluimos que la mayor probabilidad era que fueran primas hermanas. Como suele ocurrir en casos de parentescos cercanos, desde NPP estimamos que alguien dentro del seno familiar podría tener información.
Verónica le ofreció a Andrea la oportunidad de conocerse y conversar, y así es como le relató la siguiente historia:
“Susana, una hermana de mi madre, siendo muy jovencita quedó embarazada de su primer novio, quien estuvo a su lado. Andrea era fruto del gran amor entre ellos; pero al momento del parto algo salió mal y el bebé falleció. Con el tiempo, Susana se casó con otra persona y tuvo cuatro hijas en su matrimonio. Sin embargo, en algún momento, ella compartió esta historia del bebé fallecido con sus hijas, algo que siempre mantuvo en su memoria”.
Lamentablemente, Susana ya no está con nosotros, pero sus cuatro hijas estaban dispuestas a conocer a Andrea y a realizar pruebas de ADN, al igual que el antiguo novio de Susana (un señor al que podrían localizar fácilmente, según le dijeron).
Afortunadamente, las hijas de Susana accedieron a hacer la prueba de ADN. A finales del mismo mes, una de las cuatro hijas de Susana se sometió al test de ADN. Quince días después, los resultados confirmaron que eran MEDIO HERMANAS.
Unos días después, justo en el aniversario de la muerte de Susana, sus cinco hijas pudieron reunirse por primera vez y conocerse.
Mientras tanto, al antiguo novio de Susana le informaron sobre estos descubrimientos y accedió a realizarse una prueba de ADN para compararse con Andrea y determinar si realmente ella era su hija, el bebé del que le habían dicho que había fallecido.
Cuando llegaron los resultados, todas las dudas se disiparon, ya que indicaban: PADRE/HIJA. Él decidió encontrarse con Andrea y conocerla.
Así, entre pruebas de ADN, recuerdos compartidos y nuevos vínculos, Andrea encontró respuestas que habían estado ocultas durante décadas. Su historia se convierte en un testimonio conmovedor de cómo el ADN, el amor y la determinación pueden tejer conexiones perdidas a lo largo del tiempo.
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