Daniela

Córdoba

A principios de octubre de 2022 recibimos el primer mensaje de Daniela desde la ciudad de Córdoba:

“Les cuento, estoy armando un gran árbol. En familytreedna tengo un match de 170 y 134 cm y en 23andme uno de 173cm. Primero me hice en familytreedna encontré un montón de familia judía. Una de ellas tenemos 170 cm viven en inglaterra y no habla español fue difícil comunicarse aún no entiendo bien el parentesco. Luego en 23andme encuentro un primo segundo de 173cm a través de él voy armando un árbol y buscando gente de la familia que quiere hacerse el adn pero estoy perdida no se si voy bien orientada donde busco y por donde seguir buscando. Él tiene ascendencia judía son todos de la misma familia de la sra de inglaterra, yo presumo que es mi parte paterna ya que tenemos distinto adn mitocondrial. Ojalá puedan ayudarme tengo un árbol grande que voy haciendo con mucho trabajo y sacrificio! La verdad necesito ayuda”

Así fue como empezamos a acompañar a Daniela y a enredarnos con ella en las ramas que ya tenía construidas de sus árboles. Con Daniel tenían una coincidencia de 134 cM y mantenían un contacto fluído, pero el match era demasiado lejano.

Su primer Ángel, Andrea Ivancich, la acompañó durante varios meses y juntas completaban el árbol, buscaban y relacionaban personas. La etnia judía de Daniela no era predominante en ella, apenas tenía un 18%, por lo que nosotros estimábamos un abuelo judío. En este proceso hubo muchísimo empeño de Daniela, y buena voluntad de los posibles familiares que podían relacionarse con ella, personas que aceptaban sin dudarlo en hacerse el ADN Ancestral, pero cada resultado que llegaba nos iba llevando para atrás, no lográbamos pasar los 200 cM. Incluso con algunas de las personas que fueron probadas los resultados arrojaban la nada misma.

Pasamos todo tipo de estados: decepción, desolación, nuevas ilusiones, mucho empeño, horas y horas, días y semanas tratando de encontrar en esas familias judías tan endogámicas alguien que se hubiera casado con un NO JUDÍO. 

Pero nada parecía dar frutos. Daniela decaía, también tenía momentos de silencio. En marzo de 2023 decidió hacer una pausa. En mayo, y para renovar energías, decidimos transferir el caso a otro Ángel, Gonzalo Villarreal Rocca. Él empezó a armar sistémicamente todas las ramas, a unirlas, también intentó por varios meses probar nuevas personas. Llegamos así a septiembre de 2023 exactamente como habíamos empezado: sin pistas. No había forma de encontrar una ruta posible, nuevas pruebas de ADN también seguían dando muy lejos o nada.

Pero el milagro ocurrió.

En septiembre de 2023 el hijo de Daniel, aquel match inicial de 134 cM que hasta ahora no había demostrado interés en colaborar, le escribe a Daniela para proponerle una nueva posible pista. Él se dio cuenta que había una nueva esperanza: su bisabuela Mercedes era nieta de Fortuna, algo que nosotros supimos desde el comienzo, pero lo que no sabíamos, o nunca se nos ocurrió mirar era que el esposo de Mercedes era hijo de una hermana de Fortuna.

Y así lo que no sucedió en un año sucedió en un mes. Todo se activó, el hijo de Daniel fue al cementerio judío en Avellaneda (Provincia de Buenos Aires) para completar datos y nombres que le faltaban del esposo de Mercedes, para empalmar otros hermanos/as de Fortuna y así poder empezar a identificar la descendencia de los hermanos de Fortuna.

A medida que bajábamos encontramos lo que tanto buscábamos, los judíos que se iban casando con católicos, y la residencia, “Córdoba”. Por supuesto lo más sencillo fue encontrar a los vivos.

Daniela se reunió con alguien de esa familia cordobesa, con la misma intención que todos intentamos tantas veces, explicarle un poco de genealogía, hablarle del ADN Ancestral. Pero la sorpresa fue lo que esta persona le respondió pausadamente: “en mi familia hay una historia como la que vos contás, mi tío te buscó toda la vida”.

Daniela y nosotros no podíamos creer lo que escuchábamos.

El encuentro padre/ hija no se hizo esperar. Hubo abrazos, llantos, historias dolorosas como siempre, pero con la mejor intención de reparar de ambas partes. Aún así cuando todo cerraba, se esperaron los resultados del ADN padre/hija para confirmar. Increíblemente no hacía falta un ADN, los datos y las historias eran exactas.

Pocos días después Daniela también pudo reunirse con su madre biológica con quien mantiene ya un contacto permanente.

Fue uno de los casos más difíciles que nos tocó trabajar, pero hoy tenemos la enorme alegría de haber acompañado a Daniela hasta aquí, ahora ella comienza seguramente una nueva etapa de su vida con la alegría de tener a ambos padres que la recibieron con todo el amor del mundo.

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