Cuando empezó su búsqueda de origen (no conoce a nadie de su familia biológica) lo hizo a través de sus mejores coincidencias por ADN, también por amigos de sus padres adoptivos y rumores que había escuchado de pequeño.
Con unos pocos datos, investigando en diarios las necrológicas, entrevistando personas, curas y monjas de las iglesias, buscando información en internet, pudo llegar al lugar donde había sido entregado en City Bell, La Plata, provincia de Buenos Aires.
En ese momento Francisco se da cuenta que sentía una cierta satisfacción y felicidad, no solamente por el hecho de avanzar en su propia búsqueda de origen sino también en toda esa tarea investigativa que había realizado. Francisco entendió que se encendió en él algo por lo cual decidió comenzar a ayudar a otros.
Esa pasión por buscar fue creciendo, conoció nuevas herramientas y hoy está dispuesto a poner todo el conocimiento de estos años al servicio de quien lo necesite. Destaca su perseverancia y tenacidad para llegar a fondo con cualquier búsqueda, es una persona paciente y metódica. Tiene especialidad en el área de sistemas desde hace 20 años y sigue en actualización permanente.